El buen ejemplo parte de casa. En todo núcleo familiar es vital poner suma atención en el crecimiento y desarrollo de los jóvenes dado que entre los 11 y 17 años experimentan un período de cambios en los que van adquiriendo capacidades psíquicas y físicas –en especial las sexuales– y en los que van adoptando una imagen propia de sí mismos y de cómo quieren proyectarse hacia la sociedad. En esta fase buscan la independencia de la familia para adentrarse en la aceptación de círculos sociales; inmersos en dicha fase son más vulnerables ante los riesgos saludables como el consumo de alcohol y drogas desde la adolescencia.
Pero, ¿por qué los jóvenes caen en la adicción del alcoholismo y las drogas? Pues bien, a tan temprana edad no han alcanzado su etapa de madurez, la van construyendo paulatinamente y es entonces cuando entra en juego la educación de los padres como el factor clave para esa formación de la adultez. En este proceso el cerebro del adolescente va desarrollando sus capacidades para el razonamiento, para la organización, para la planificación, para el entendimiento de la información, para las habilidades discursivas y para la toma de decisiones. A su vez, el cerebro cumple la función “de una esponja” que absorbe y adopta cualquier comportamiento, razón por la cual un hogar envuelto en valores y buenas costumbres se hace prioritario.
Caso contrario, todo joven que se desenvuelva en un hogar disfuncional será “presa fácil” para adoptar comportamientos equívocos que lo conduzcan a repetir patrones de conducta de alto riesgo como la dependencia por el alcohol y el abuso de las drogas incidiendo, principalmente, en la salud mental. Vale enfatizar que el alcoholismo en los jóvenes perjudica gran parte de las zonas del cerebro que están relacionados a la memoria y al aprendizaje. Por otro lado, merma la capacidad de almacenar información, disminuye las habilidades creativas y dificulta la atención y la concentración. El consumo de alcohol en adolescentes también provoca alteraciones y comportamientos agresivos.
¿Cómo prevenir el alcoholismo en los jóvenes?
El alcoholismo es un síndrome de dependencia o adicción al alcohol etílico, entendiéndose que una bebida alcohólica está compuesta por 2% de alcohol etílico y un 55% en volumen. Se trata entonces de una enfermedad que se caracteriza por presentar una fuerte ansiedad por ingerir alcohol etílico que se evidencia mediante varios síntomas como la abstinencia cuando su consumo no es posible.
- Establecer desde el núcleo familiar una edad apropiada para comprar y consumir alcohol. A su vez, regular la forma en la que se promocionan las bebidas alcohólicas en torno a los adolescentes.
- Promover campañas en contra del alcoholismo en los jóvenes por medios de comunicación, medios publicitarios y a través de las redes sociales con el fin de difundir los daños y prejuicios que esta adicción acarrea. Al mismo tiempo, resulta importante fomentar campañas para promover un estilo de vida con buenos hábitos.
- Alertar a la juventud de los riesgos y problemas de salud mental que puede producir el uso nocivo del alcohol.
¿Cuáles son los riesgos del alcoholismo en los jóvenes según la Organización Mundial de la Salud (OMS)?
- Aumento de las relaciones sexuales sin protección y la promiscuidad trayendo como consecuencia el contagio e incremento de jóvenes con enfermedades de transmisión sexual además del embarazo precoz.
- Proliferación de la violencia doméstica, de la violencia de género y la violencia hacia los menores de edad en el seno familiar.
- Incremento de los accidentes de tránsito siendo la principal causa de muerte prematura en la población juvenil.
El alcoholismo en alerta roja
- Las lesiones intencionales producto de la ingesta de alcohol también son recurrentes como el suicidio y el maltrato físico. Y en el caso de las lesiones no intencionales como las caídas, el envenenamiento y los traumatismos.
- El alcohol prevalece como una de tantas drogas de inicio, es decir, toda persona que abusó del alcohol pasó a ingerir otra segunda sustancia nociva para la salud como algún estupefaciente, por citar un ejemplo.
- Las cifras del alcoholismo en el mundo señalan que esta adicción causa más de 60 tipos de enfermedades en las que prevalecen: la cirrosis, hepática, desnutrición, anemia, alteraciones en el sistema nervioso, diabetes, cáncer, problemas en el corazón, afecciones en el hígado y en el estómago además de desórdenes neuropsiquiátricos.
- El consumo de alcohol en el embarazo genera daños irreversibles durante la formación del bebé como deformidades en el cráneo y la cara además del retardo físico y mental.
- La principal causa de muertes en vehículos de motor se debe al consumo de alcohol en los que los jóvenes desde los 15 años hasta los adultos de 29 años ocupan en las tablas de mortalidad general el segundo lugar.
¿Qué recomiendan los psicólogos para tratar el alcoholismo en los jóvenes?
- Supervisar la conducta de los hijos, tanto en casa como en otras reuniones sociales y su grupo de amistades, a fin de evaluar cómo se desenvuelven. De observar algún comportamiento inusual; como una frecuente necesidad de tomar bebidas alcohólicas es recomendable hablar con el joven y, de notar conductas más graves como conductas agresivas, acudir a una consulta con un psicólogo resulta una alternativa infalible.
- Ser amigos de sus hijos, no sus rivales. Aunque parezca una hazaña lograrlo, sobre todo en plena adolescencia, es importante crear vínculos con los hijos desde pequeños para formar lazos de confianza. Hablar con los jóvenes sobre los riesgos físicos y metales que causan el consumo de alcohol y drogas deber ser la norma en los hogares.
- Informar sin tabúes. Conversar con claridad con los jóvenes pero utilizando las palabras adecuadas siempre será un punto a favor para que los jóvenes vean en sus padres una figura en quien confiar. En la adolescencia los problemas de depresión, ansiedad, acoso y rebeldía son muy frecuentes que pueden acrecentarse con el consumo de alcohol y drogas sino se detecta a tiempo.